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Informe OMS-UNICEF 2000-22: Desigualdades persistentes en el acceso al agua potable y saneamiento

Sobre el blog

Alberto Guijarro Lomeña
Ingeniero Industrial y Posgrado en Cooperación Internacional. Agua, saneamiento, Agenda ODS, desarrollo, sostenibilidad, RSE.
  • Informe OMS-UNICEF 2000-22: Desigualdades persistentes acceso al agua potable y saneamiento

La Organización Mundial de la Salud y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (OMS/UNICEF) han publicado recientemente un informe sobre el acceso global al agua potable, saneamiento e higiene.

En pleno ecuador de la ruta hacia el cumplimiento de la Agenda 2030 de Objetivos de Desarrollo Sostenible, los resultados presentados respecto al ODS6 dibujan un panorama preocupante y revelan que el mundo está muy lejos de lograr las metas de agua, saneamiento e higiene.

Las brechas son inaceptables. El informe revela que a pesar de los avances realizados desde 2000, aún existen 2.200 millones de personas sin acceso a agua potable gestionada de forma segura. Esta cifra incluye a 1.500 millones de personas que solo cuentan con servicios básicos de agua y 115 millones que dependen de agua superficial, altamente vulnerable a la contaminación.

Cobertura de agua potable global y regional 2015-2022 (%)

Fuente: OMS-Unicef

La situación en saneamiento es igualmente alarmante, e incluso más. Aproximadamente 3.500 millones de personas carecen de servicios de saneamiento gestionados de forma segura, incluidas 1.900 millones que solo cuentan con servicios básicos y 419 millones que practican la defecación al aire libre, lo que pone en peligro su salud y calidad de vida. La falta de acceso a instalaciones adecuadas de saneamiento expone a millones de personas a enfermedades transmitidas por el agua y contribuye a la propagación de epidemias.

Cobertura de agua potable global y regional 2015-2022 (%)

Fuente: OMS-Unicef

Desafortunadamente, las desigualdades de género siguen siendo un obstáculo significativo en este ámbito. En la mayoría de los hogares de países de renta baja y media baja, las mujeres y las niñas son las principales responsables de la recolección de agua, una tarea agotadora y peligrosa que limita su acceso a oportunidades educativas y económicas.

Estas desigualdades también se reflejan en la salud menstrual. Según el informe, las adolescentes y las mujeres que viven en zonas rurales tienen más probabilidades de utilizar materiales menstruales reutilizables de forma insalubre o de no utilizar ningún material en absoluto, por la falta de acceso a productos menstruales adecuados y a la limitada disponibilidad de instalaciones para la gestión menstrual.

Además, las adolescentes y mujeres pertenecientes al quintil de riqueza más pobre y aquellas con dificultades funcionales tienen más probabilidades de carecer de un lugar privado para lavar y cambiar sus materiales menstruales en casa. Esta falta de privacidad y condiciones adecuadas afecta negativamente a su dignidad, higiene y bienestar.

El informe también revela que muchas adolescentes y mujeres no participan en la escuela, el trabajo o las actividades sociales durante la menstruación. Estos datos resaltan la necesidad de abordar los estigmas y tabúes asociados con la misma, así como de proporcionar instalaciones adecuadas en entornos educativos y laborales para garantizar la plena participación y la equidad de género.

Además, las niñas que no tienen información previa sobre la menstruación tienden a tener experiencias negativas durante este período crucial de sus vidas, lo que subraya la importancia de la educación menstrual inclusiva y de calidad para garantizar la salud y el bienestar de las niñas y mujeres en todas las etapas de su vida.

Proporción de adolescentes y mujeres de 15 a 49 años por indicador de salud menstrual, países seleccionados, 2014-2022 (%)

Fuente: OMS-Unicef

Las desigualdades económicas también se evidencian en el informe. En 105 países estudiados se ha comprobado que las personas más ricas tienen más del doble de acceso básico al agua, saneamiento e higiene que la más pobre. Esta disparidad perpetúa un ciclo intergeneracional de pobreza y exclusión.

Frente a estas desigualdades abrumadoras, la comunidad internacional no puede quedarse de brazos cruzados. El ritmo actual de avance no es suficiente, y para lograr las metas de agua y saneamiento en 2030 se requiere un aumento significativo y aumentar las tasas de progreso actuales entre 3 y 6 veces. Es imprescindible aumentar los esfuerzos para mejorar la gestión del agua y el saneamiento, especialmente en las zonas rurales y en contextos frágiles, y teniendo en cuenta que estos servicios son cruciales para avanzar en una igualdad de género efectiva.

Cobertura mundial de los servicios WASH, 2015-2022 (%), y aceleración necesaria para alcanzar la cobertura universal (>99%) para 2030

Fuente: OMS-UNICEF

Recientemente, desde ONGAWA nos hemos unido a más de 130 organizaciones y redes de la sociedad civil de todo el mundo en una carta al Secretario General de Naciones Unidas para pedir un mayor compromiso con el ODS6 y el refuerzo de la gobernanza global del agua.

Gobiernos e instituciones internacionales deben redoblar sus esfuerzos y asignar los recursos adecuados para la promoción del acceso universal al agua potable y saneamiento. Es necesario adoptar un enfoque holístico que aborde las desigualdades de género, promueva la participación comunitaria y garantice la sostenibilidad a largo plazo de estos derechos humanos.

Se requiere una acción urgente y audaz, pero posible, para cerrar la brecha en el acceso a agua, saneamiento e higiene.

 

Este artículo ha sido elaborado en el marco de un proyecto financiado por la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional

Su contenido es responsabilidad exclusiva de su autoría y no refleja necesariamente la opinión de esta Secretaría de Estado

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