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El agua nunca sube

Sobre el blog

Jorge Chamorro
Ingeniero especialista en tratamiento y depuración de aguas y en desalación.
  • agua nunca sube

Hubo un tiempo, cuando en este país todas las aguas superficiales eran cristalinas, en el que se decía que los servicios de abastecimiento estaban garantizados porque el agua siempre iba hacia abajo.

Ahora, cuando los servicios del Ciclo Integral del Agua (CIA) requieren unos recursos técnicos excepcionales para tratarla y, posteriormente, depurarla, nuestros políticos se empeñan en no subir, y, en algunos casos bajar, las tarifas del agua. Una medida tan popular como irresponsable y rayando la estupidez.

Es un hecho que, en época de inflación, el único precio que nunca sube es el del agua. Perseverando en una práctica política tan dañina como insolidaria, desde el punto de vista intergeneracional.

El agua, menospreciada en la anterior legislativa, por la agricultura, sigue sometida, en esta, al imperio de la energía. Recuerdo, con amargura, la participación de la Ministra en unas jornadas de mi Colegio profesional. En el turno de preguntas, la mas inteligente fue con respecto al coche eléctrico. Sobre el agua ninguna. Ni estaba en la agenda ni se la esperaba.

La realidad actual es que los servicios del CIA se han encarecido notablemente: algo en abastecimiento y bastante en depuración. Como siempre, los gestores del CIA no han levantado la voz de forma pública y siguen prestando el servicio sin que los usuarios conozcan la situación. En particular, las Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales (EDAR), donde la energía es el segundo mayor coste, siguen funcionando gracias al músculo económico de sus gestores. Muchos de ellos privados.

Estamos en época de sequía, tampoco se habla mucho de esto. Si cuando hay poco petróleo la gasolina sube y cuando hay poco gas lo que sube es la electricidad, ¿no es una paradoja que, con sequia, el precio del agua no se mueva? Subir el precio temporalmente, en sequía, reduciría los consumos y el despilfarro provocado por unas tarifas bajas.

A lo mejor hay que reivindicar el carácter bisexual del agua (el agua tratada y depurada) para que sea defendida por unos colores políticos determinados. O, tal vez, su carácter nacional, para que lo sea por los otros colores político.

Fuera de bromas, con el cambio climático y con inflación existente, si seguimos dejando fuera de la agenda política al agua, es muy probable que dejemos, a nuestros nietos, un desierto.