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El color rojo: el mejor antialgas de la antigüedad

Sobre el blog

Xavi Duran Ramírez
Responsable de prensa en la Agencia Catalana del Agua (ACA). Doctorando en Periodismo y Comunicación. Máster en Dirección de Comunicación Institucional y Empresarial.
  • color rojo: mejor antialgas antigüedad

La calidad y la salubridad es uno de los grandes retos del suministro de agua. A pesar de que en la actualidad hay un elevado número de tratamientos y controles para asegurar y verificar que el agua que llega a nuestros grifos cumple con todos los requisitos sanitarios, hasta hace aproximadamente un siglo, esta materia no era tan fácil de garantizar. De hecho, en la actualidad todavía hay, desgraciadamente, zonas del mundo con problemas de acceso al agua potable y, en algunos casos, sin poder asegurar la salubridad del recurso.

Aunque existieran embalses en la antigüedad, es muy poco probable que el agua almacenada en estos reservorios se destinara para usos consumativos y su función real fuese para finalidades industriales

El agua almacenada en los embalses, que actualmente se erige como uno de los principales reservorios para disponer de agua, se ha destinado para el consumo urbano a partir del siglo XIX (Feijoo, 2005), cuando se han producido avances importantes en las tecnologías para potabilizar agua, sobre todo en el proceso de cloración.

La presa más antigua

A lo largo de la historia los embalses han sido infraestructuras que se han erigido como piezas esenciales para el desarrollo de grandes culturas y que han servido para almacenar el agua necesaria para diferentes usos. En este sentido, hay muchos debates sobre cuál es la presa más antigua del mundo, sobre todo ante la dificultad de poder datar su posible inicio de construcción. En España hay mucha controversia sobre la presa de Proserpina, cerca de Mérida, que para muchos es la presa más antigua de la península. Aunque tradicionalmente se ha datado esta infraestructura en época romana, actualmente hay muchas dudas al respecto para los arqueólogos y su construcción podría ser bastante posterior.

La presa más antigua del mundo sería la del lago Homs, en Siria, llevada a cabo por el farón Seti alrededor del 1300 aC.

Si parece confirmado, según varias fuentes, que la presa más antigua, y todavía en uso del mundo, estaría en Siria, concretamente en el río Orontes, y fue construida alrededor del 1300 aC.

Presa de Proserpina (Badajoz). Fuente: Wikipedia/Alonso de Mendoza.

Embalses en la antigüedad, sólo para usos industriales

También se ha especulado mucho sobre la finalidad de las presas en la historia antigua. En época romana estas infraestructuras, como muchas fuentes indican, no se utilizaban para satisfacer el agua de boca y su uso era para finalidades industriales, así como también para el riego de jardines y para aquellos usos que no fueran consumativos.

De este modo, el agua que se utilizaba para el uso doméstico podía proceder, por un lado, de depósitos de agua de lluvia que había en las casas o, por el otro, al agua procedente de manantiales y aguas subterráneas que se transportaba a través de largos acueductos.

Para el agua de boca se recurría a depósitos para almacenar el agua de lluvia o bien al recurso procedente de manantiales o pozos. Así se aseguraba la calidad del agua

Precisamente se recurría al agua de manantiales y pozos al ser un recurso fresco, sin fuentes potenciales de contaminación y que estaba protegida de la luz, evitando así la proliferación de bacterias y algas que pudieran empeorar la calidad del recurso. Por esta razón, se recurría a los acueductos para captar el agua y transportarla sin ningún tipo de interferencia. Este recurso llegaba a lo que se conocía como piscinas limarias, que estaban en el inicio de la conducción o bien antes de los lugares donde se iba a consumir, con el objetivo de eliminar la arena que el agua podía llevar en suspensión así como otras impurezas.

Las propiedades del color rojo

Una medida que se utilizaba en época romana para preservar al máximo la calidad del agua suministrada era revestir el interior de estas piscinas limarias de pintura de color rojo, evitando así la proliferación de algas (Feijoo, 2005:177-178). De esta manera, las paredes se mantendrían más limpias, evitando la proliferación de estos organismos. También en el interior de los acueductos se utilizarían materiales de color rojizo, precisamente con el mismo objetivo.

En algunas infraestructuras hidráulicas romanas se utilizaba el color rojo para reducir la proliferación de algas y garantizar así la calidad del agua

Las algas se habrían adaptado, mayoritariamente, en entornos con una radiación azul, un color que ha favorecido su crecimiento y expansión. Sin embargo, estos organismos no han podido proliferar en entornos con una elevada coloración roja y de ahí que los romanos emplearan esta técnica. Se conoce la utilización de esta medida en el acueducto de los Milagros de Mérida y hay actualmente serias dudas para saber el motivo por el cual se dejó de utilizar en periodos posteriores de la historia. Sin embargo, el uso en época árabe de la almagra (un pigmento de color rojo) utilizada para aljibes y cerámicas para albergar agua corroborarían también esta teoría de las propiedades del color rojo para evitar la proliferación de algas.


Curva espectral de las algas. Con más luz roja su capacidad para vivir disminuye. Fuente: Feijoo Martínez.

En muchas ocasiones, lo simple puede ser lo más efectivo. Para muestra lo que expongo en este post.

Fuentes consultadas:

  • Feijoo Martínez, S. (2005). "Las presas y los acueductos de agua potable, una asociación incompatible en la Antigüedad: El abastecimiento en Augusta Emerita". En AUGUSTA EMERITA. Territorios, Espacios, Imágentes y Gentes en Lusitania Romana. Nogales Barrasate, T. (Ed. Científica).