Bajo el contexto actual de cambio climático y escasez de agua, la desalación se considera cada vez más como una solución sostenible para paliar la deficiencia de recursos hídricos que asola algunas regiones del planeta.
En este sentido, esta tecnología, que transforma el agua de mar o salobre en agua dulce, está ganando terreno globalmente, no solo como respuesta a la necesidad de recursos hídricos, sino también como una estrategia de resiliencia frente al cambio climático y el crecimiento poblacional.
Infografía elaborada por Esther Martín Muñoz/iAgua.
Arabia Saudí
Arabia Saudí es actualmente el mayor productor mundial de agua desalinizada, donde la desalación se ha convertido en una solución viable y rentable para el país. El plan Saudi Vision 2023, cuenta con objetivos ambiciosos para ampliar su producción de agua desalinizada.
En 2020, el país contaba ya con 35 desaladoras, lo que subraya el compromiso de la nación con la expansión y mejora de su infraestructura de desalinización. Entre las principales plantas desalinizadoras destacan: Shuqaiq3, reconocida como una de las plantas más complejas, innovadoras y sostenibles.
Desaladora Shuqaiq 3 (Foto: Almar Water Solutions).
Israel
En Israel, la única fuente de agua dulce es el mar de Galilea, que supone entre el 20 y el 30% del suministro total de agua. Situado en una de las zonas de mayor escasez de lluvias, el país se nutre de la desalación para suministrar agua a la población, no solo para consumo humano, sino también para la agricultura. Esto ha hecho que esta tecnología sea la principal fuente de agua en Israel, con el 90% del agua desalada obtenida de cinco plantas principales.
La planta desalinizadora de Sorek, a quince kilómetros de Tel Aviv, es la más grande del país y una de las mayores del mundo. Puesta en marcha en 2013, tiene una capacidad de 640.000 m3/día y cubre el 20% de la demanda municipal de agua en Israel.
Otras plantas importantes del país que suministran agua potable a la población son las de Ashkelon y Hadera.
Emiratos Árabes Unidos
Los EAU son uno de los líderes mundiales en desalación, dependiendo casi exclusivamente de esta tecnología para su suministro de agua potable debido a la escasez natural de recursos hídricos (un 90 % del agua potable viene de plantas desalinizadoras). Abu Dhabi, por ejemplo, es uno de los principales productores y consumidores de agua desalada, con el 9% del total mundial y nueve plantas desaladoras que producen 4,13 millones de metros cúbicos al día para uso residencial y actividades económicas.
Plantas como la de Jebel Ali en Dubái o la de Taweelah, en Abu Dhabi, son fundamentales para el país, proporcionando millones de litros de agua diariamente para consumo y riego. Además, los EAU también están a la vanguardia en la investigación de tecnologías de desalación más eficientes y sostenibles, en especial, la ósmosis inversa. Prueba de ello es el proyecto independiente de agua por ósmosis Inversa Shuweihat 4 Reverse Osmosis (S4 RO).
Desaladora Jebel Ali (Foto: ACCIONA).
Marruecos
Marruecos está implementando una estrategia integral para enfrentar su crisis hídrica, centrada en la desalinización como solución clave. Tal y como anunció a primeros de este año, Nizar Baraka, ministro marroquí de Infraestructuras y Agua, de aquí a 2030, el 50% del abastecimiento de agua potable del país procederá de la desalación.
Entre las instalaciones puestas en marcha, cuya cifra asciende a quince desaladoras en desarrollo, destaca la desaladora de Casablanca, que será la segunda desaladora más grande del mundo.
Estados Unidos
A una menor escala que los anteriores países, se encuentra Estados Unidos, pero también es un caso notable que mencionar. El estado de California ha enfrentado históricamente problemas relacionados con la sequía, lo que la ha llevado a adoptar soluciones innovadoras como la desalación. La planta de Carlsbad de Claude "Bud" Lewis es la desalinizadora de agua de mar más grande, tecnológicamente avanzada y energéticamente eficiente del país. Esta instalación proporciona más de 190 millones de litros de agua potable al día, lo que ayuda a aliviar la dependencia de fuentes de agua externas y contribuye a la estabilidad hídrica de la región.
Además, la planta desaladora de Tampa, ubicada en el estado de Florida, cumplió en 2023 veinticinco años de funcionamiento. Su puesta en marcha surgió la necesidad de crear nuevos suministros de agua potable que pudiesen paliar el estrés medioambiental y satisfacer las necesidades de la creciente región.
La desalación está ganando terreno como una estrategia de resiliencia frente al cambio climático y el crecimiento poblacional
La desalinización en España
La desalinización en España se presenta como una alternativa real, viable y segura a los problemas de abastecimiento, como son los casos actuales de Cataluña y Andalucía. En este sentido, el gobierno español está invirtiendo en nuevas desaladoras para abordar la crisis hídrica y garantizar el suministro de agua en regiones afectadas por la sequía.
El país se posiciona como una potencia en este campo, tanto por su capacidad instalada como por el desarrollo de su industria. Desde la década de 1960, cuando se pusieron en marcha las primeras plantas desaladoras en las Islas Canarias, el país ha experimentado un crecimiento significativo en este sector, produciendo alrededor de 5 millones de metros cúbicos de agua desalinizada en casi 800 plantas. Así, en España la desalación se utiliza ampliamente en áreas como el suministro de agua potable en zonas costeras, la agricultura, la industria y el turismo, gracias a instalaciones destacadas como las de Alicante I y II (Alicente), Valdelentisco (Murcia), Torrevieja (Alicante), Águilas/Guadalentín (Murcia), Bajo Almazora (Almería), Carboneras (Almería) o Sagunto (Valencia).
Destacan las desaladoras situadas en las Islas Canarias, cuyo estrés hídrico crónico, ha llevado al archipiélago a depender de la desalinización como fuente principal de agua potable.
