Cumplida cierta edad, cuesta hablar de caca. Los motivos darían para una buena sesión de psicoanálisis de barra de bar, y quizá incluso para un voluminoso ensayo sobre el tratamiento cultural de los excrementos a lo largo de la historia (¿todavía no está escrito?). Arriesgándome a dejar por escrito lo que diría en la barra del bar en la primera de las opciones anterior, pongo nombre a un par de ellos, más o menos evidentes: Uno, la caca es sucia y además sale de nuestro cuerpo (dos papeletas para desaparecer como tema de conversación común, peor si pasamos el asunto por el filtro de la problemática relación judeocristiana con materia y cuerpo); y dos, es un problema aceptablemente resuelto en nuestro entorno. De lo sucio y repugnante puede hablarse en tanto problema, pero si es algo resuelto a grandes rasgos (más info sobre esta solución en los alrededores de El Gallinero, en las afueras de Madrid, o en los resultados de los análisis de calidad de muchos de nuestros ríos) no parece que haya necesidad de darle muchas vueltas.
Y así estamos, con un puñado de personas y organizaciones desesperadas por llamar la atención sobre uno de los mayores problemas de la humanidad: la falta de un saneamiento seguro que afecta a 4.500 millones de personas en el mundo, y que significa para ellas muerte, enfermedad y, sobretodo, falta de dignidad. En ONGAWA nos encontramos algunas de esas personas, y tenemos marcado (en marrón oscuro) en el calendario el 19 de noviembre, Día del Saneamiento, como una de las pocas oportunidades claras del año para poder hablar de saneamiento (de caca) en bares, oficinas, hogares y, sí, también en redes sociales.
Por eso este año proponemos hablar de caca, al menos por un día. Para hacerlo hemos lanzado la campaña en redes sociales #LaCacaPorUnTubo: queremos que se hable de caca, de lo que significa no tener saneamiento seguro, del reto que supone garantizar el derecho humano al saneamiento, y hacerlo universal antes de 2030 (como está comprometido en la Agenda 2030. Pero sobretodo queremos exigir al gobierno de España que es hora de renovar su compromiso con el acceso al saneamiento, dotando de recursos a la política de cooperación en agua y saneamiento, enmarcándola en la Agenda de Desarrollo Sostenible y orientándola a las regiones y grupos más vulnerables, empezando por África Subsahariana.
¿Te animas a hablar de caca? Entra aquí para encontrar mensajes y recursos.
