Los helmintos son animales de cuerpo largo y blando que parasitan el aparato digestivo humano, causando diarreas y otras enfermedades (helminthos, gusano en griego). Aunque hace décadas que son raros en las consultas de países como España, en muchas zonas de África Subsahariana están entre los sospechosos habituales de los casos de diarrea y otras enfermedades frecuentes.
Una de las principales vías de transmisión de estos parásitos, al igual que de otros como virus, bacterias y protozoos, es el agua, y por eso son frecuentes en zonas en las que no existen servicios adecuados de agua y saneamiento. Su impacto sobre la salud es brutal: entre todos son responsables del 80% de las enfermedades en los países en desarrollo y Naciones Unidas estima que la mitad de las camas de los hospitales están ocupadas por personas que sufren enfermedades relacionadas con la falta de agua, saneamiento e higiene.
900 niños y niñas mueren cada día por esta (sin)razón: la cifra es espeluznante - y confirma la sentencia por asesinato múltiple de los helmintos y sus amigos - pero evitarlo no exige complejas intervenciones quirúrgicas ni sofisticadas tecnologías médicas. Basta con la infraestructura necesaria para que dispongan de agua limpia y un saneamiento adecuado, y la fortaleza institucional necesaria para que puedan seguir ejerciendo esos derechos en el futuro.
El agua y el saneamiento son los mejores tratamientos para mejorar la salud en países como Mozambique, en los que la esperanza media de vida es de 49 años y apenas el 37% de la población en zonas rurales dispone de acceso a agua. Se trata de una idea eficaz, e incluso rentable, pero sobretodo suponer terminar con una vulneración de derechos humanos, tanto al agua como al saneamiento, reconocidos por Naciones Unidas desde 2010.
De todo esto, y del papel que la ingeniería puede jugar para mejorar esa situación, hablaremos el próximo día 20 de febrero en la Jornada Ingeniería y Cooperación, organizada en Madrid por el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos con la colaboración de ONGAWA y el Instituto de Salud Global.
